Al morir su madre, la huérfana Tristana, ya de veintiún años, es recogida por un amigo de la familia, Don Lope, que acabará convirtiéndose en su tutor-seductor. Don Lope, de cincuenta y ocho años, es un don Juan en decadencia, en retirada.
Tras haber sido seducida por don Lope, la joven protagonista se rebela ante la situación y al poco conoce y se enamora de Horacio, un pintor que no acepta el espíritu feminista de Tristana.
El pintor tiene que ausentarse de Madrid durante una larga temporada y la relación se enfría (aunque Tristana sigue idealizando a Horacio). Durante este tiempo, Tristana enferma y pierde, por amputación, una pierna.
El joven Horacio viene a visitarla más por piedad que por sentimiento y desaparece. Nada queda en él del antiguo amor… En esta situación, Tristana se ve nuevamente atada a Don Lope.
El pintor acabará casándose con otra mujer y Tristana cambiará sus sueños de ser actriz o pianista por una vida estéril y casi autómata, con Dios como único “objeto del deseo”, mientras asistimos a la decadencia de un Don Lope, cada día más viejo y arruinado.
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