martes, 31 de marzo de 2020

EMPATÍA CON LA PAREJA y el CORONAVIRUS


Para pensar un poco más, les recomiendo el siguiente texto que  termina así:

"En este momento en el que los abrazos están prohibidos, me pregunto si se puede incumplir dentro de casa, podría ser un abrazo que ha estado en cuarentena durante mucho tiempo. ¡Hoy tenemos la oportunidad de cuidar la relación y de superar la fase que estamos viviendo!"


lunes, 30 de marzo de 2020

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA –IV (POR RAFAEL SERRANO)

Con su doctrina social la Iglesia “se propone ayudar al hombre en el camino de la salvación” (compendio de Doctrina Social de la Iglesia. II Parte cap. 2, 1. d).  La salvación, que por iniciativa de Dios Padre, se ofrece en Jesucristo y se actualiza y difunde por el Espíritu Santo, es salvación para todos los hombres y de todo el hombre: es salvación universal e integral. Concierne a la persona humana en todas sus dimensiones: personal y social, espiritual y corpórea, histórica y trascendente. (Id. C. 1. B).
             Esta doctrina social se fundamenta, como ya expuse en el artículo anterior en unos principios que deben presidir la edificación de una sociedad digna del hombre, y que han de tener como punto de referencia unos valores inherentes a la dignidad de la persona humana.
                  Estos valores son esencialmente:
a)     La verdad: Los hombres tienen especial obligación de tender continuamente hacia la verdad, respetarla y atestiguarla responsablemente. Cuando las personas y los grupos sociales se esfuerzan por resolver los problemas sociales según la verdad, se apartan de la arbitrariedad y se adecúan a las exigencias objetivas de la moralidad.

b)     La libertad: La libertad es, en el hombre, signo eminente de la imagen divina y, como consecuencia, signo de la sublime dignidad de cada persona. El derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana. Por tanto, es una exigencia de la dignidad humana que la libertad sea tutelada también a nivel social en la totalidad de sus dimensiones. Éste valor es respetado cuando a cada miembro de la sociedad es permitido realizar su propia vocación personal.
         La libertad, por otra parte, debe ejercerse también como capacidad de rechazar lo que es moralmente negativo, cualquiera que sea la forma en que se presente. (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, I. c. 4 pfo. 199-200)


c)      La justicia: “consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido”  (Catecismo de la Iglesia Católica, 2411). Esta voluntad se “traduce en la actitud determinada por la voluntad de reconocer al otro como persona” y “constituye el criterio determinante de la moralidad en el ámbito intersubjetivo y social”.
         En el ámbito de la justicia actualmente  va adquiriendo cada vez mayor relieve la justicia social.
          “La justicia resulta particularmente importante en el contexto actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, a pesar de las proclamaciones de propósitos, está seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener,” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. I, cap, 4  pfo. 202)
         “La plena verdad sobre el hombre permite superar la visión contractual de  la justicia, que es una visión limitada, y abrirla al horizonte de la solidaridad y del amor. “Por sí sola la justicia no basta” (Juan Pablo II Laborem exercens). (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. Id.)

d)     El amor: Es el valor que trasciende la mera justicia y tiende a la plena realización de la salvación del hombre realizada por la Redención de Jesucristo.
       Por tratarse del principio que más importante dentro de la Doctrina Social de  la Iglesia, trataré de desarrollarlo, si Dios quiere, en un artículo posterior.


                                      Rafael Serrano Molina
     

domingo, 29 de marzo de 2020

AULA DE MAYORES: PETICIÓN DE AYUDA DIGITAL

AULA DE MAYORES: PETICIÓN DE AYUDA DIGITAL: Desde mi parroquia, LA IGLESIA SAN JOSÉ ARTESANO DE SAN FERNANDO se está tratando de hacer llegar a los fieles de forma digital las Misas...

jueves, 26 de marzo de 2020

REFLEXIONES DE UN CRISTIANO CORRIENTE

Por Rafael Serrano Molina

Ante la situación de la actual crisis por la pandemia del coronavirus, Covid-19, he reflexionado, como cristiano, tratando de vislumbrar los signos de los tiempos. Estamos en una situación muy penosa, sin duda, que afecta a todo el mundo y a todas las personas, especialmente a las personas más vulnerables, ancianos, indigentes, emigran- tes...; pero es una situación permitida por Dios, a través de la cual quiere hacernos llegar un mensaje.
¿Qué nos quiere decir Dios en esta situación?
En mi reflexión, he pensado que en primer lugar Dios nos llama a una más sincera conversión, a poner nuestra mirada en Dios Padre misericordioso, en Jesucristo, único Salvador. Hemos de poner en Él nuestra esperanza y pedir insistentemente la salvación.
Creo que Dios espera de nosotros, los cristianos, en esta situación poner también todos los medios humanos a nuestro alcance para superarla. Por ello hemos de sentirnos y manifestarnos solidarios con nuestros conciudadanos y con todos los hombres, acatando con sentido de responsabilidad las normas emanadas de la legítima autoridad, como medidas para atajar la propagación del contagio. Como cristiano, debo respeto y obediencia a la autoridad legítima, siempre que no actúe en contra de “las exigencias del orden moral, de los derechos fundamentales de las personas o de las enseñanzas del Evangelio” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, pfo. 399).
Mi condición de cristiano me exige más: son tiempos para vivir con mayor intensidad la caridad, la ley suprema del cristianismo, preocupándonos por los demás, ayudando a cuantos podamos, especialmente a los que más nos necesiten, sean familiares, vecinos o personas a las que podemos prestar cualquier servicio, personas que por sus circunstancias personales no puedan salir de sus
domicilios: llevarles alimentos, medicamento o cualquier otra cosa que precisen. De- mostrar a todos nuestra preocupación por ellos, darles palabras de aliento y esperanza, y estar dispuestos a darnos nosotros mis- mos, por los demás. En estos momentos hay muchas personas cumpliendo heroicamente su deber para atender a las necesidades básicas de todos, médicos, enfermeras y enfermeros, personal sanitario, policías, farmacéuticos empleados de servicios indispensables...A ellos debemos reconocerles su labor, agradecerlo y pedir a Dios les dé fortaleza para el cumplimiento de su abnegada función y colaborar con ellos, siguiendo de buena gana, sin quejas ni protestas, sus indicaciones, para facilitarles su trabajo.
Pido con el Santo Padre a la Santísima Virgen que interceda por nosotros ante su Hijo “para que como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.”