lunes, 30 de marzo de 2020

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA –IV (POR RAFAEL SERRANO)

Con su doctrina social la Iglesia “se propone ayudar al hombre en el camino de la salvación” (compendio de Doctrina Social de la Iglesia. II Parte cap. 2, 1. d).  La salvación, que por iniciativa de Dios Padre, se ofrece en Jesucristo y se actualiza y difunde por el Espíritu Santo, es salvación para todos los hombres y de todo el hombre: es salvación universal e integral. Concierne a la persona humana en todas sus dimensiones: personal y social, espiritual y corpórea, histórica y trascendente. (Id. C. 1. B).
             Esta doctrina social se fundamenta, como ya expuse en el artículo anterior en unos principios que deben presidir la edificación de una sociedad digna del hombre, y que han de tener como punto de referencia unos valores inherentes a la dignidad de la persona humana.
                  Estos valores son esencialmente:
a)     La verdad: Los hombres tienen especial obligación de tender continuamente hacia la verdad, respetarla y atestiguarla responsablemente. Cuando las personas y los grupos sociales se esfuerzan por resolver los problemas sociales según la verdad, se apartan de la arbitrariedad y se adecúan a las exigencias objetivas de la moralidad.

b)     La libertad: La libertad es, en el hombre, signo eminente de la imagen divina y, como consecuencia, signo de la sublime dignidad de cada persona. El derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana. Por tanto, es una exigencia de la dignidad humana que la libertad sea tutelada también a nivel social en la totalidad de sus dimensiones. Éste valor es respetado cuando a cada miembro de la sociedad es permitido realizar su propia vocación personal.
         La libertad, por otra parte, debe ejercerse también como capacidad de rechazar lo que es moralmente negativo, cualquiera que sea la forma en que se presente. (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, I. c. 4 pfo. 199-200)


c)      La justicia: “consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido”  (Catecismo de la Iglesia Católica, 2411). Esta voluntad se “traduce en la actitud determinada por la voluntad de reconocer al otro como persona” y “constituye el criterio determinante de la moralidad en el ámbito intersubjetivo y social”.
         En el ámbito de la justicia actualmente  va adquiriendo cada vez mayor relieve la justicia social.
          “La justicia resulta particularmente importante en el contexto actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, a pesar de las proclamaciones de propósitos, está seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener,” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. I, cap, 4  pfo. 202)
         “La plena verdad sobre el hombre permite superar la visión contractual de  la justicia, que es una visión limitada, y abrirla al horizonte de la solidaridad y del amor. “Por sí sola la justicia no basta” (Juan Pablo II Laborem exercens). (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. Id.)

d)     El amor: Es el valor que trasciende la mera justicia y tiende a la plena realización de la salvación del hombre realizada por la Redención de Jesucristo.
       Por tratarse del principio que más importante dentro de la Doctrina Social de  la Iglesia, trataré de desarrollarlo, si Dios quiere, en un artículo posterior.


                                      Rafael Serrano Molina
     

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