sábado, 23 de septiembre de 2017

PRÓXIMO PROGRAMA DE RADIO: LA EXPERIENCIA DEL CAMINO DE SANTIAGO

Comienza el Otoño y llegarán las lluvias… y los recuerdos:
“Y en aquel Otoño nuestro,
Sobre un pequeño lecho de hojas secas,
El manto del Amor… Nos arropó”
 
Pero para mí y los invitados AL PROGRAMA DE RADIO de esta tarde, los recuerdos que trataremos de evocar serán los de la inolvidable experiencia de haber realizado el Camino de Santiago en el último verano o alguna vez en nuestra vida. Hoy queremos hablar del CAMINO y compartir INFORMACIÓN, pero también las vivencias y emociones que durante el mismo hemos sentido.
 
Permítanme unas breves palabras de introducción. Muchos de los que nos escuchan seguro que han realizado alguna vez EL CAMINO DE SANTIAGO; si, esa peregrinación a Santiago de Compostela de origen medieval cuyo propósito es llegar a la tumba atribuida al apóstol Santiago el Mayor, situada en la cripta de la catedral de Santiago.
 
El pasado verano tuve la oportunidad de realizar con mi hijo Manuel y mi sobrino Dani el conocido como Camino de Santiago inglés: debe su nombre a que los peregrinos procedentes de las Islas Británicas y otros puertos de Europa Septentrional atracaban en los puertos de La Coruña y Ferrol para emprender el camino rumbo al sur hacia la capital compostelana.


Pero corto nos resultó, así que al llegar a Santiago, decidimos seguir hasta Finisterre haciendo el Camino de Santiago a Finisterre también es conocido como Prolongación Jacobea, Camino a Finisterre, o Epílogo al Camino de Santiago.
 
Este camino histórico ya está descrito en las crónicas del siglo XII. A diferencia de las demás rutas jacobeas, ésta no tiene como destino la capital compostelana, sino que éste es precisamente su origen. Nosotros, como otros peregrinos, después de visitar al Apóstol y después de descansar una noche en Santiago, no resistimos la tentación de visitar el "Campo de las Estrellas" dirigiéndonos hacia Finisterre (Fisterra). Finisterre es un lugar de magia y ritos ancestrales, la fusión de lo divino y lo pagano alcanza en este "Final de la Tierra" una magnitud que llega a ser perceptible con los órganos sensoriales. Existe allí la costumbre… se dice, que el peregrino, cuando llegue a la costa, queme algunas de sus pertenencias usadas en el largo Camino. En un acto de purificación y renovación (en el cabo existen dos quemadores artificiales provistos para dicho ritual).
 
Pero lo que realmente sorprende, por ser un espectáculo indescriptible, son las puestas de sol… el atardecer. Como el sol lentamente se sumerge en las aguas del Océano coloreándolas de rojo sangre, en un juego de profundidad, luces y colores. Antiguamente era también costumbre coger de las costas de Finisterre una Vieira o “Concha del Peregrino” certificando que habías llegado al final del camino.
 
El Camino de Santiago siempre ha sido un Camino para la Integración. Lo iniciamos por diferentes motivos: solidario, un motivo particular, religioso, deportivo, cultural… pero todo el que lo hace se siente acogido y experimenta durante unos días algo especial que le hace volver. Mientras preparo el programa, escucho en tv que el pasado verano Personas (FESOCE) sordociegas han hecho el Camino Francés desde Sarriá (en Lugo) “hacia Santiago por la sordoceguera” de los distintos países europeos con equipo de mediadores desde Hungría y Escocia. TODO UN EJEMPLO…
 
AQUELLA PERSONA QUE DESEE PONER UN COMENTARIO AL POST, CON UNA FRASE SOBRE SU EXPERIENCIA AL HABER REALIZADO EL CAMINO PROMETO COMENTARLA EN DIRECTO. (RADIO LA ISLA 107.4 FM PROGRAMA AIRE LIBRE: MIÉRCOLES 27 A LAS 19H)

1 comentario:

  1. Creo que hay un antes y un después para toda persona que hace el Camino de Santiago. A nadie lo deja indiferente este “Camino”. Como toda “aventura” empieza como reto y nos preguntamos una y otra vez si seremos capaz de estar un día y otro aguantando los temibles 20 km de media durante varios días. Nos preocupa el tiempo, los zapatos que llevamos, la forma física que traemos y los primeros kilómetros es una evaluación personal continua de todo. Cuando ya conseguimos relajarnos, allá por el tercer día, es cuando empezamos a disfrutar del Camino. Es cuando tenemos largas conversaciones con nosotros mismos con un paso firme y seguro y ya se nos ha olvidado el móvil que llevamos en la mochila y las preocupaciones que dejamos en nuestro lugar de origen. A cada paso nos sentimos mejor con nosotros mismos y empezamos a disfrutar del entorno. Empezamos a ver caras conocidas de otros peregrinos que días anteriores coincidimos en el Camino o en el Albergue. La conversación con estos “desconocidos” se hace fácil y amena y cuando nos damos cuenta la meta de final de día está cerca. Yo empecé el Camino con una amiga, éramos solo dos, pero llegamos a la plaza del obradoiro 15 personas. Eso fue hace 9 años y algunas de estas personas seguimos viéndonos años tras años a pesar de ser de distintos lugares de España y se han convertido en algunos de mis mejores amigos. El Camino me dio “Encuentro”, encuentro conmigo mismo y con personas maravillosas.
    Este año hice el Camino lebaniego donde encontré paisajes preciosos pero no el “espíritu” del “Camino de Santiago”. Otro año hice el “Camino del Rey Olav” en Noruega y también encontré paisajes maravillosos acompañados de mucha aventura por la dureza del clima y largas rutas solitarias sin poblaciones por la que pasar ni personas con las que cruzarte, pero no el “espíritu del Camino de Santiago”.

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