sábado, 12 de abril de 2014

LA VIDA HUMANA

Reproducimos un artículo publicado en Diario de Cádiz por D. Jaime Rocha titulado LA VIDA HUMANA. Si se trata de lo que los cristianos, y de otras religiones, tenemos como cierto, esto es, que la vida humana empieza en el momento de la concepción, está claro que el aborto provocado supone la muerte de un ser humano. La interrupción voluntaria del embarazo es, para nosotros, la muerte de un ser humano único, diferente a todos, incluida la madre, e indefenso. No es una parte de ella, está alojado en ella. La naturaleza provoca abortos cuando, desgraciadamente, la vida es inviable, e incluso en embarazos que llegan a término, algunos casos graves de malformaciones hacen imposible el progreso de la vida. Arguyen que no se puede legislar según las creencias de una minoría. En primer lugar habría que ver si somos minoría o, simplemente, como en tantos casos, hacemos menos ruido. Lo progresista, hoy, es la defensa de la vida. Legitimar el aborto, si el que va a nacer presenta anomalías físicas o psíquicas, equivale a decir que un ser humano con estas taras, ya nacido, tampoco debería vivir. ¿Por qué es diferente matarlo en el seno materno o fuera de el? Y si llega a esa situación por enfermedad o accidente, ¿también? Nadie duda de que la interrupción del embarazo, en el supuesto de peligro cierto para la vida de la madre, debe ser regulado por una ley que la garantice. En cuanto a la penalización del aborto, en todos estos años, ni antes ni después de la ley del 85, ninguna mujer ha ingresado en prisión por este hecho. La mujer, cuyas convicciones religiosas o morales le impidan abortar, no va a ser obligada a hacerlo, es cierto, pero la preocupación de muchos españoles son esas otras, muchas veces adolescentes, con escasa o nula formación sexual, que no han sabido evitar, cuando era posible, un embarazo no deseado, cuando deberían haber pensado en la transcendencia de sus actos, y caen en manos de consejeros de pocas convicciones morales y menos escrúpulos, que han hecho del aborto un negocio. En lugar de eso, los responsables políticos deberían ayudarlas durante su embarazo y, después del parto, hacerse cargo de esos niños no deseados o darlos en adopción a muchas parejas que lo demandan y tienen que viajar a lejanos países a conseguirlo, lo que, mientras, es suplido por ONGs como Red Madre y Movimientos Pro Vida.

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